He aquí los poemas de Raymond Radiguet. Él mismo, llevado por una necesidad de orden misterioso, los reunió, los corrigió y escribió el prefacio tres meses antes de su muerte. Deseamos ofrecerlas al público cada vez más numeroso que se forma alrededor de esta obra sorprendente, con un poeta de Max Jacob. Max Jacob y Jean Cocteau fueron los poetas, los primogénitos, que Radiguet amaba y admiraba más. Este poema dedicado a Cocteau y el dibujo de Picasso ponen las “Mejillas al fuego” bajo una triple y tierna protección.
Radiguet fue ante todo un poeta. Es eso que no saben comprender, de acuerdo con sus novelas, aquellos que se equivocan sobre el rol de poeta y confunden el lirismo verbal con el misterio que se hunde infinitivamente entre las líneas más precisas.
Los poemas de Raymond Radiguet, donde se revelan una frescura de verdor y una ciencia increíble de cojeos secretos cuya verdadera belleza componen sus andares, iluminarán “El diablo…” y “El baile…” para muchos lectores que no distinguen en ellos más que el mecanismo de las almas.
