La identidad de un poema erróneamente conocido

Esta historia de naturalización me hace pensar que nosotros sabemos, al fin, quién es Jean Cocteau. Se creía saber, es verdad, pero nuestra ignorancia era extrema. Se creía, por ejemplo, simple y sencillamente, que Jean Cocteau era Jean Cocteau. La verdad, ahora estallada. Ella estalla gracias al centro de documentación del Sindicato francés de Productores. El Centro, en efecto, edita sobre cada uno de los técnicos de la corporación, encantadores billetes, con forma de fichas, destinados a llevar más alto al exterior, la bandera (un poco apolillada) de nuestro prestigio. Y he aquí lo que se puede leer bajo la mención Cocteau (Jean): «El mago, el poeta. Cincuenta y ocho años… pero conservará por siempre su eterna juventud. Nationalmonumente dotado, escribe también (sic) poemas, obras de teatro, artículos y dibujos, estrellas (re-sic). Un ensayo en el cine: La sangre de un poeta, diálogos de película, luego El eterno retorno… y al fin La Bella y la Bestia, Ruy Blas, El águila de dos cabezas.» Se ruega insertar.

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Laura Valeria Cozzo

Licenciada y Profesora en Letras y próximamente en Artes (UBA) y Traductora en Francés (IES en Lenguas Vivas J. R. Fernández). Lee, escribe, traduce.

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