La amistad turco-francesa y Jean Cocteau

La amistad turco-francesa y Jean Cocteau

Bajo este título, Erdjumend E. Talou publica el siguiente artículo en el «Son Saat»:

«Desde hace unos días, uno de los más famosos escritores contemporáneos de Francia, el señor Jean Cocteau, es nuestro húesped con la compañía teatral que él en persona dirige.

Dejaría a otros la preocupación por formular un juicio sobre las representaciones de esta troupe que incluye varias estrellas del teatro francés, ya que no me creo autorizado para hacerlo. Me detendría sin embargo en la visita del señor Cocteau y sus compañeros porque la considero como un feliz acontecimiento, susceptible de expresar, tras un largo período de falta, un nuevo impulso para las relaciones culturales turco-francesas.

Francia es la primera entre los países occidentales que supo apreciar el valor de la amistad turca, también se ganó nuestro afecto. Tras la proclamación del Tanzimat, es directamente hacia París que se dirigió el primer grupo de jóvenes turcos que debía tomar contacto con Occidente y familiarizarse con las ciencias occidentales. Es el francés que la elite quería aprender como segunda lengua después del turco. Las primeras obras traducidas en turco fueron obras francesas. Muchas personalidad y escritores que tienen un afecto sincero por Turquía y la nación nos ayudaron con su amistad en diferentes ocasiones y a veces en los días de adversidad: Lamartine, Théofile Gautier, Pierre Loti, Farrere… Entre los políticos, Hanoteaux y Herriot son grandes hombres cuyo recuerdo permanecerá vivo por siempre.

Pero, como ya dije, esta amistad recíproca parecía, en un momento, entibiada en particular en el curso de la primera guerra mundial. Sería injusto que nos responsabilizaron por eso.

Durante el armisticio, los que vinieron a representar aquí a Francia -con la excepción del general Pellé- cometieron el error de comportarse mal respecto de nosotros. Esta actitud produjo un mal efecto sobre la nación turca que tenía el cuchillo apoyado en la garganta. Tras la paz de Lausanne de nuevo, los representantes oficiales de Francia no hicieron lamentablemente nada para poner fin a esta situación. Había que volver a encaminar esta amistad que, sin embargo, no estaba completamente extinguida.

Lo que sea, me parece que Francia ha tomado hoy consciencia de esta necesidad. Lo que continúan amándola, los que reconocen la superioridad de la cultura francesa, no harán más que alegrarse por esta comprensión más bien tardía.

Es por eso que saludo en el señor Cocteau al primer símbolo de una amistad y de relaciones culturales renacientes.

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Laura Valeria Cozzo

Licenciada y Profesora en Letras y próximamente en Artes (UBA) y Traductora en Francés (IES en Lenguas Vivas J. R. Fernández). Lee, escribe, traduce.

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