Vacilador en trance

Vacilador en trance

La personalidad de Jean Cocteau no es difícil sino complicada de definir. Con la edad de veinte años, publicó «La lámpara de arcilla», antología muy tradicional, muy parnasiana en una época en el que el Parnaso estaba en su máxima gloria, donde reinaba Catulle Mendès en las letras y en el teatro. Digamos a continuación que Jean Cocteau no se parecía a su convencional ópera prima. Era ansioso, vibrante, inestable, inquietante, patético, febril y con una agitada necesidad de originalidad. Algunos años después, entró en trance, encontró su camino y el trance no lo dejó más, le comunicó una perpetua vacilación. Todo lo que ve, parece estar a través de un acuario, visiones del resto nutridas de cierto realismo, restos de puerilidad, préstamos flotantes, sugestiones asimiladas y dones sinceros, una magia de transformación. «Los caballeros de la mesa redonda» participan de esas cualidades y esos defectos, muy singulares las unas y los otros.

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Laura Valeria Cozzo

Licenciada y Profesora en Letras y próximamente en Artes (UBA) y Traductora en Francés (IES en Lenguas Vivas J. R. Fernández). Lee, escribe, traduce.

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